Así está la cosa:

Desde que Peña Nieto entro al poder del gobierno mexicano hace dos años, se ha dedicado a incumplir las promesas hechas en su campaña electoral y, por el contrario, ha propuesto una serie de reformas constitucionales que, en general, afectan al pueblo y benefician a los como él.

No digo a ciencia cierta que todo lo propuesto y modificado en las reformas, por cierto, ya aprobadas por el legislativo, sean del todo malas, pero en lo que a mi respecta como ciudadana clase media, trabajadora profesionista independiente, me afectan de maneras específicas.

Según he entendido, una de las reformas, la política, entre otras muchas características que seguramente desconozco o no comprendo, permite que un diputado o senador gane más de 200 mil pesos mensuales y además los gane por hasta ocho años, ya que esta misma reforma, permite la reelección. Mientras tanto tú, mexicano clase mediero, ganas 20 veces menos y los más probable es que trabajes mucho más y mejor que ese a quien pusiste en esa posición. Sin contar que, como político, tendrá derecho a autos, casas, lujos, y a ti te será imposible adquirir una casa propia, o darte esas vacaciones deseadas, gracias a esa misma reforma que decrece las prestaciones que eran por ley y los contratos a largo plazo. Y todo esto, mientras tu presidente viaja en el avión más caro del mundo, el cual compró con tu dinero.

Después viene la reforma hacendaria o de impuestos, la cual, si te descuidas un poquito, te cobra hasta tres veces el IVA sobre los productos que consumes. Hacienda ahora tiene todo el derecho a revisar tus cuentas, ingresos y egresos, de tal manera que por cada peso que entra a tu bolsillo, mínimo 16% les toque a ellos. Ahora resulta que el señor que tiene un puesto de fruta en el parque, tendrá que darse de alta en el sistema, y declarar mensualmente lo que gana, cuando lo más probable es que no sepa utilizar una computadora y no tenga el tiempo y el dinero para perderlos un día al mes yendo a atender procesos mal explicados por los "servidores" públicos. Y deja tú, mexicano, que se cobren los impuestos correspondientes pero, ¿EN DÓNDE ESTÁN ESOS IMPUESTOS? si las calles están rotas, si vivimos siempre inseguros, si las oficinas de gobiernos son un nido de corrupción y burocracia...

La reforma de telecomuncaciones, como es bien sabido, monopoliza los medios de comunicación y elimina todos aquellos pequeños medios en radio, televisión y prensa escrita que a nuestras autoridades no les convengan. Como usuarios, nuestra privacidad ahora es nula; digo, el que nada debe nada teme, pero la privacidad, la libre expresión y el acceso a la información son derechos universales.

La reforma que más famosa se ha convertido a nivel internacional, aunque no a nivel nacional, es la energética. Sí, nos quitan el petroleo, aunque algunos de mis amigos aún dicen la frase "hay que modernizarnos"... será por esa publicidad de Peña Nieto que decía exactamente lo mismo. Y en lo personal estoy muy de acuerdo, hay que modernizarnos pero, privatizar (por que se privatiza, Sí) no es modernizar, modernizar hubiera sido apostar por energías renovables, o todas esas nuevas energías que utilizan los países más conscientes y de las cuales sé poco.  Se vendió la empresa pública nacional más importante que teníamos, ya no es nuestra. Además, no se vendió sólo la empresa; como bien dicen las letras chiquitas de esta reforma, los extranjeros que invierten en PEMEX podrán solicitar las tierras y todo lo que en ellas haya, al país (comuneros y ejidatarios) para poder llevar a cabo su chamba como mejor puedan. Ah... y sin contar que los procesos que llevarán a cabo para la extracción y refinamiento del petroleo contraminarán suelo, aire y agua y en poco tiempo nos veremos envueltos en un montón de enfermedades.

No es un secreto que los gobiernos en nuestro país siempre han venido haciendo esta clase de cochinadas para beneficiarse a ellos mismos y dejar a la población peor de como la encontraron cuando entraron al poder. Pero en esta ocasión veo una gran diferencia, mucha población joven con acceso aún a medios de comunicación alternativos, sabemos que nos están chingando y de frente, pero no hacemos nada. Es nuestra responsabilidad dejar nuestro rol de mexicano agachón-inconsciente-conformista, y salir a la calle y mostrar inconformidad, coraje; de exponerla en una red social o en una mesa en la comida familiar, en una noche de reunión de amigos. Es nuestro deber informarnos y comunicarlo a quienes menos informados están, es nuestro deber que no nos valga madres. Es nuestro deber no pasar a ser la generación joven que pudo haber hecho algo y la generación donde más nos chingaron. Es nuestra obligación tratar de hacer algo mejor, por los hijos que tenemos o vamos a tener. Ya no se valen frases como:
"a mi no me importa la política",
"el gobierno que haga su chamba, yo hago la mía",
"yo desde mi posición genero cambios",
" los que se quejan sólo pierden el tiempo, que se pongan a trabajar".

¿No te da coraje tanto que trabajas y lo poco que ganas? ¿No te da coraje ver a tanta y tanta gente pobre por las calles? ¿No te duelen los niños "de la calle", los migrantes? ¿No te dan asco los shows de los políticos de mierda? ¿No te da miedo ver tu futuro en este país?



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