Perú

El verano estuve en este país, fue un viaje organizado, en inicio, para llevar a mi mamá conmigo. A ella le gusta mucho viajar y, al ser una persona de 71 años de edad, quisiera aprovechar las oportunidades que tengamos para viajar con ella. Para mi fue un viaje diferente, de un país tan grande, solo pude conocer dos ciudades, Lima y Cusco, esto para no agitar demasiado a mi madre.

Lima es una ciudad muy complicada, no puedo decir que en realidad me gustó, a excepción de un par de barrios famosos de la ciudad, en general, es una ciudad muy contaminada, con caos de trafico. Pero su comida, qué delicia, el tan afamado ceviche sobre todo.

En Lima nos hospedó una couchsurfer colombiana, Pao, y su esposo peruano, esta ha sido una de las mejores experiencias que he tenido con el grupo de viajeros, ayudaron mucho a mi madre y a mi. Nos trataron como parte de su familia.

Después de un par de días en Lima, seguimos hacia Cusco, esta ciudad se caracteriza, además por ser el punto principal para llegar al majestuoso Machu Pichu, por tener una gran altura, aspecto que no tomé en cuenta previamente y nos costó un par de días en el hospital, porque a mi mamá le pegó bastante duro. Fue una situación muy desesperante, o preocupante, pero al final todo salió bien. Mi madre tuvo que regresar a Lima con Pao y yo seguí el recorrido a la ciudad más importante en la cultura Inca.

Sí, definitivamente estar ahí es impresionante, la vista, el ambiente, la altura, son muy particulares. No imagino cómo se puede construir una ciudad tan perfecta en el centro de unas montañas inmensas. Llegar ahí es fácil y no tan caro, pero si vas de mochila y/o prefieres la onda exploradora, cuidado, en lo personal, pocas veces he sentido tanto cansancio físico. Pero al final, vale la pena.



Cusco, por su parte, es una ciudad linda en su centro, con muchas callejuelas, colores, arte y artesanía; indígenas hermosas con las que puedes tomarte una foto por 1 dólar. Insisto, aquí también se puede disfrutar de una comida deliciosa. Al rededor, muchos lindos paisajes, las montañas altas entre café y verde. Se respira un ambiente muy bohemio, pero también contaminado. La ciudad está llena de turistas que se mueven, por lo general en taxi, a través de esas pequeñas calles, eso hace fea, aunque solo un poco, a esta linda ciudad.

La gente de Perú tiene fama de ser un tanto grosera, mal encarada, son algunos adjetivos que había escuchado, pude confirmarlo con un par de personas, pero hubo otro par que compensaba la experiencia. Aunque yo no lo llamaría grosera, tal vez son un tanto ariscos con los turistas. Fuimos bien tratadas en general, pero en comparación con México u otros países, la comunicación podría haber sido más amable.

Me llevo de este viaje una gran experiencia de protección y amor hacia mi mama, un reconocimiento o de su impetú y de su edad. Sabores de deliciosos platillos, cerveza y pisco; y un poco de conocimiento acerca de donde se asentó una de las culturas indígenas más importantes en Latinoamérica.

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