Soltera a los 33
De niña- adolescente siempre pensé que me casaría a los 26
años; cuando tenía 26 y no sucedió, pensé que estaba bien, porque comenzaba a
viajar y estaba estudiando, y entonces, había estado bien que no me hubiera
casado. Ahora 7 años después, en una sociedad como la mía en la que llegar a
esta edad soltera es señal de “algo raro”, siento, honestamente, preocupación
por seguir soltera.
Definiré ese “algo raro”: lesbianismo, traumada, amargada,
exigente, fea, complicada. Tal vez tenga un poco de todas.
Haciendo un análisis no tan profundo de qué es lo que pasó y
por qué llego a los 33 soltera, puedo hablar de dos grandes aspectos. El
personal y el social. En el personal puedo decir que definitivamente podría
tener algún trauma por allí que me lleva a tener un gusto especial por los
hombres que no se quieren comprometer conmigo. Por otra parte, en cuanto a lo
social, considero que vivo en un entorno que marca la vida de pareja y matrimonio
de una manera que no estoy tan segura de querer seguir, por ejemplo, la
evidente monotonía y sedentarismo en el que caen los matrimonios, y no creo que
sea una decisión dependiente de tu pareja, creo en realidad que es algo
cultural.
Ahora bien, estos 33 años por mi cuenta (quitando pues mi
etapa de niña de familia), no ha estado para nada mal, he logrado hacer cosas
que mis amigas casadas dicen envidiar, como viajar y estudiar, básicamente. Soy
independiente, tomo mis decisiones, y esas decisiones sólo me afectan a mí por
la ausencia de hijos.
Pero entonces llega un poco esa urgencia, ¡quiero una
pareja, y la quiero ya! Porque mis años fértiles para ser mamá ya son los menos,
y porque, haciendo el mismo análisis no tan profundo, el terreno de las citas,
los romances y emparejamientos, se pone muy difícil para las mujeres; sí, sólo
para las mujeres.
Me explico con datos aventurados y basados en ideas mías: los
hombres pasan por una crisis en la que, si no se casaron jóvenes (18 a 30
años), ya es difícil que busquen un compromiso o relación seria; entonces se
acostumbran a una vida libre, sin las complicaciones que automáticamente
conlleva tener a una mujer a su lado. Los hombre maduros (30 a 45 años) aún
solteros, tienen la posibilidad de salir con mujeres más jóvenes, mucho más
jóvenes (20 a 30 años), éstas, además de ser en algunos casos, sexualmente más
atractivas, suelen ser también menos complicadas y no quieren el compromiso que
pudiera desear una mujer mayor de 30 años. Y entonces ¡¿qué hacemos las mujeres
de 33 años?! Considero que nuestro campo de acción, por así llamarlo, se reduce
cada vez más. Sales a una fiesta y la mayoría tienen pareja o son casados, las
actividades diarias como el trabajo, ya no te llevan a conocer gente nueva
sotera, porque son círculos sociales ya conocidos y, de nuevo, son personas de
la misma edad ya casados o con pareja.
Entonces ¡¿Qué hacemos las de 33?! Ya no está la universidad para
conocer personas, ya no hay tantas fiestas porque eso es de gente joven.
Y entonces, ¡¿qué hacemos las de 33?! Me pregunto.
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