Duele México

Cada día conduzco mi coche por mi ciudad mínimo dos horas, y a veces me duele lo que veo...

Duelen las personas que se acercan a mi coche pidiendo una ayuda para comer, que quieren venderme un dulce, que quieren limpiar mi cirstal.

Duelen los niños sin futuro, los jóvenes viciados, duelen los ancianos abandonados. Duele su latente necesidad de una esperanza acompañada de tan poca fe.

Duelen las noticias con sus muertos a diario, duele saber que la política se convirtió en un circo, que a los poderosos sólo les importa tener más poder, y saberme maniatada ante sus actos.
Duele tener miedo de salir a las calles cuando la oscuridad llega, duelen los hijos desaparecidos, los hijos sin trabajo, los hijos sin visión, los hijos "presas del narco" y los que ya terminaron, con paz, debajo de nuestra tierra.
Duelen las filas de desempleados y las mentes brillantes que las ocupan, duele el dinero ausente e insuficiente en algunos de nuestros bolsillos. Duelen los jóvenes con sueños y la poca capacidad de cumplirlos.
Duele la ignorancia de un país que por naturaleza es sabio.
Duele un territorio hermoso, lleno de recursos naturales, pero contamido de avaricia. Las tierras depojadas de las manos de quienes las trabajan; los pueblos indígenas olvidados, saqueados.
Duelen las luchas mal organizadas, luchas sin fin, las luchas mudas, duelen los gritos sin oidos que los escuchen.


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